Inventando. «Lo cierto que no sé»

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Cierto que hay un mañana
que la noche trae un sueño
y si del recuerdo es dueño
adiós diera a la amada.

Cierto que estuvimos ayer
que en la memoria consumo
el amor que inoportuno
beso hiciera envejecer.

Cierto es aquello que no sé
que presiento en la entraña
si de motivos es  extraña
la palabra muda fuera fe.

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Inventando. «De lo que versa el olvido»

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Hay quien es una impronta
en el recuerdo del viento
en piel con mano y tiento
hay sien que hace sombra.

Mueran sabios por instinto
madre que hijo abandona
sangre que tira y te ahoga
duelan labios en beso extinto.

Hay quien esconde duelo
diario mudo del romántico
magia de un rezo tántrico
hay rehén en todo ello.

Vean éstos quien nadie vio
hijo que madre diera a luz
hilo que sastre tejiera azul
versen vacíos si nadie oyó.

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Inventando. «¿Adónde van las tristezas?»

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-¿Adónde van las tristezas que ya no sientes?-

-Al limbo, supongo-

-Pero no se van del todo, sabes que estuvieron-

-Eso es el eco, como sonidos que no mueren, dando vueltas al mundo y pudiendo ser oídos una y otra vez, aunque no quieras-

-¿Como un déjá vu?-

-Algo así-

-Soy consciente de que no tengo ciertas tristezas con las que vivía, entonces me pregunto cuáles eran, no recuerdo el porqué, el cómo desaparecieron?-

-¿A caso quisieras volver a tenerlas?-

-No, simple curiosidad-

-Dejarlas allí donde hayan ido es lo mejor-

-Pero, ¿cómo y por qué se van, cuando ocupaban todo tu ser, eran de tal importancia e invadían cualquier otra emoción o estado?-

-Porque todas las cosas tienen su momento álgido, de esplendor, y su tiempo de morir o alejarse-

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Semejantes son dolor y olvido
tristezas de lágrimas tragadas
ausencia de un querido amigo
silencio de ganas derramadas.

Desvanecida la desesperanza
vacante que nadie va a ocupar
el retal recuerdo que amenaza
soleados días y el duelo lunar.

Supervivientes el don y alegría
reto del que cae en esta inopia
resiste la soledad en compañía
las memorias de sonrisa idiota.

Habitar en el limbo es remedio
figurantes que andan al acecho
almas que sin vida y sin premio
donde tristezas hallan su lecho.

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Inventando. «Lo que habita el abisal»

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-¿Cómo suena el abisal?-, pregunta la voz.

-Algo así como la nada o el vacío-, responde su eco.

-(Imagino la música que les mueve en rumbo involuntario, sin causa ni destino, así)-

Por un instante en Oniria:

No, no estaba embarazada, pero parí, y ví lo que salió de mi vientre. Estaba en una bolsa, un ser extraño, con lo que parecían ojos, grandes y soldados. Supuestamente no era humano, eso me dijiste. Por lo visto, cuando no eres enjendrado se crea una forma en tu interior que termina saliendo de ti cuando menos lo esperas.

En el abisal:

Y se abrió una grieta en el océano emocional, rompiendo la roca sumergida, aquella que nadie podía atravesar. Me sorprendío ver cómo la muchacha se deslizaba hacia un interior desconocido y tan profundo, que le perdí el rastro apenas entrara por aquella brecha.

 

-Se alimentará de la sombra sin sol-, dijo una voz.

-Roncos y secos serán sus movimientos-, respondió su eco.

 

El abisal nunca es visitado, es un lugar solo de ida y permanencia. Lo habitan los que se quedaron sin nombre, sin forma o rostro, los que desaparecieran sin dejar rastro o huella. Allí no llegan los gritos o las voces, se pierden en la boca del pez más pequeño. ¿Oscuro?, no lo sé, ¿rocoso?, no lo sé. Como tragados por un momento intemporal, sin recuerdos, al olvido.

 

-¿Cómo sabes que existe ese lugar?-, dijo la voz.

-Queda el instante vacío y justo antes de irse, murmuran su secreto-, respondió eco.

 

~ En los viejos tiempos, si alguien tenía un secreto que no podía compartir, subía a una montaña y buscaba un árbol, le hacía un agujero y susurraba el secreto. Luego, lo tapaba con barro y dejaba el secreto ahí para siempre. ~ In the Mood for Love” de Won Kar Wai)

Inventando. «Un pasaje a Limbo»

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-¿Cómo es el Limbo?-
-¿Es un lugar o un estado?-
-¿Un concepto, metáfora o idea?-

Los lugares provocan estados y hay ánimos que hacen paisajes. Eso creo, eso siento, todo depende de las percepciones, del pensamiento.

Una vez me sentí estar en Limbo. No es como Inopia, a ésta vas por un instante y de forma fugaz te despiertas, como un centelleo que te lleva y trae. Limbo no es así, es como un umbral, como un sótano o desván. Se parece a la nada, como aquella de «La historia interminable», oscura y aterciopelada, de un negro tan intenso y opaco, que parece que todo se lo tragase en el abismo eterno. Pero no es exacto. En Limbo habita algo más, son cosas, personas, sonidos, imágenes, incluso otros lugares. Puede que cambie según quién lo viva. Podría ser como el salón de tu casa, el parque, una ciudad, la playa, un bosque o tus sueños.

-¿Dónde está este Limbo?-
-¿Cómo puedo ir?-
-¿Hay forma de regresar?- -¿Servirá de algo que supiera llegar?-
-¿Qué o a quién encontraría allí?-
-Si lo recuerdo, ¿lo podré imaginar?, y si así fuera, ¿está en mi mente?-
-¿Es la memoria el Limbo?-
-¿O será un lugar de la memoria?-

Si ahí se localizara, podría recordar u olvidar, rememorar y revivir este no lugar.

-¿Será eso?, ¿uno de esos tránsitos que lleva de uno a otro?-
-¿Hacia dónde comunica?-

…un umbral… un no lugar… camino de… el entremedio… un puente a… estación de espera…

-¿Por qué existe y de qué sirve?-
-¿Será como el desván?-
-¿Si es un estado del pensamiento y de la memoria, es el trastero de la que ya no usamos? –
-¿…de lo olvidado?-
-¿…o de lo que no se puede olvidar?-
-¿Será donde van los recuerdos que son imposibles borrar?-

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Limbo es la nada que todo era,
de lo que se hizo incomprensible,
es el hipotálamo de los recuerdos.

Es un paisaje surrealista sin frontera,
en el que te pierdes irreconocible,
están los vivos y también los muertos.

Es donde habitan los sin nombre,
aquellos que son imposible olvidar,
parados en el tiempo de la ilusión.

Es Limbo donde voy por costumbre,
obligado pasaje que he de cruzar,
construyo templos y oro a la razón.

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Inventando. «Atacama, el limbo del dolor»

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En el desierto no podrás llorar
apenas asoman las lágrimas,
evaporadas al limbo se van.
Hay quien excava para buscar
entre los fósiles su aflicción
desempolvadas las palabras,
sentido ni gramática tendrán.
Árido desde la inconsciencia
este lugar sin vida, sin corazón,
alma de exploradores heridos.
El oasis alucinando reclama
suspirando la supervivencia
en cenizas caerán rendidos,
meca del dolor es, Atacama.

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Inventando. «Limpieza del corazón olvidado»

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Tengo un desván,
me asomé a mirar,
en el viejo diván
me echo a soñar.

Soy la propietaria
de horas y legañas,
una casa heredada
y de mil telarañas.

Me cuesta dejar la regla y el compás que hacen de mi fantasía una mentira de lo voraz.

Corazón bajo control del pensamiento emocional, que hace absurda la ilusión y cruel la realidad.

Oxígeno infestado de palabras que labran un mundo imaginado, cruzo los dedos esperando lo olvidado.

En el desván hay un rastrillo que usaré para limpiar, este corazón dolido, que jamás hubo de ladrar.

Vendo mis horas al trabajo de arar, dialogo con las arañas y se hacen ermitañas de la desidia y la paz.

Diario no diario. «La distancia»

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En la distancia aún te veo pero no tu rostro, lo llevo en la memoria y pareces cercano.

Sufro porque siento que te olvido y no quiero.

En los recuerdos solo hay espacio y tiempo.

Más hago, más vivo, más me alejo.

Contando los pasos que doy, el dolor se hace certero.

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No miro las huellas que dejo, ni el camino, mis manos son el presente que conozco.

En la distancia solo hay pasado, pero es presente lo que vivo.

La lejanía es mi memoria,  que expande la distancia.

Más pienso, más siento, más me quejo.

Seco las lágrimas y sigo caminando, iré aún más lejos.

Trozos de mí. «El estómago»

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Hace ya un año que no siento mi estómago.
Un año que no cocino para él.
Lo localizo por funciones sensoriales relacionadas a las emociones.

Lo echo de menos.
Él me echa de menos.
Había una relación directa entre mi cerebro, mis emociones, sentidos y estómago.
Sabores, tiempo de mesa.
Calor de cocina, mezcla alquímica de alimentos. Chup, chup, mover, remover, cortar, sofreir.

Mi estómago está en la soledad del abandono, algo así como el olvido.
Lo localizo por el dolor del vacío.
Vacío en el olvido, olvidado en el vacío o vacío olvidado, no lo sé.

Si sé, que me falta algo, cuando busco y no encuentro lo que me llenaba esa relación con él.
Es un trozo de mí, que algunas veces fui, que hoy, recordé que tenía y lo echo de menos.

A veces también fui estómago.