Realidades voluntarias

Dedico esta reflexión a aquellas personas que me escuchan hablar y reflexionar sobre mis actos día a día, que, por miedo a ser comparados conmigo se sienten superior, haciendo de su capacidad de control una bandera de su realidad.

Camino, doy pasos, unos pensados, otros improvisados.
Si no te mueves ¿qué haces?, ¿esperas?.

¿Y si me sentara en un banco a esperar a vivir?. Imagino que estuviéramos todos sentados esperando, sin andar a ninguna parte.

Cuando comencé a correr me dí cuenta de que era todo voluntario. Pegar el primer brinco que hace impulsar tu cuerpo hacia un caminar rápido y que si sigues, es porque quieres. No sé de dónde se saca esa voluntad, ya que duele el esfuerzo. Caminar es obligar a pasar la vida, a vivirla, a que te vivan. Por supuesto me refiero al mero hecho de levantarte e ir a cualquier lugar. Al trabajo, al parque, a comprar, a tomar café, a pasear, a visitar a alguien o viajar.

Caminar conlleva otra acción, otro verbo, que a su vez es vivir.

¿Y si no me levantara de la cama?. Muchas veces lo he pensado, bueno, he sentido las ganas de no levantarme; hacer como si no existiera el mundo, quedarme en la oscuridad de mis párpados y obligar a mi mente a desconectar de la vigilia. Pero siempre, para esperar vivir por el mundo de los sueños, otra realidad en la que moverse, al fin.

Andando hago realidades. Llevo mi cuerpo hacia la aventura del contacto con el mundo de los sentidos.
Andando doy sentido a lo horizontal y a lo vertical, la profundidad del paisaje.
Andando provoco sombras que nadie advierte por mucho tiempo.
Andando entre la multitud soy una parte de la escenografía social.

Es tan natural el movimiento que ni reparamos en él, pero se hace tan difícil decidir hacia dónde dirigirnos, dar pasos correctos, a veces a ciegas, otras arriesgándolo todo y otras en estrategica misión.

Realidades en movimiento, que es una de las más reales, es la aglutinante de todas las demás; las hacemos desde que nacemos, desde la gestación. ¿Es la voluntad intrínseca al ser humano?, ¿es un instinto?. Si, hasta que somos adultos, después nos volvemos tan complejos que hasta el movernos o andar ha de ser un esfuerzo extraordinario que iría más alla de la voluntad, es una obligación y un derecho que puedes ejercer a tu conveniencia, placer o necesidad, sacando voluntad, eso siempre; pero que está condicionada a los movimientos de otros, se hace complejo dentro de los límites físicos y decisorios de otros.
Estoy aquí porque he querido, he elegido, por voluntad.

La realidad voluntaria es intrínseca al ser humano, y como debe ser, es totalmente instintiva y controlada por su intelecto.

Donde estoy es donde quiero estar, dentro de las posibles voluntades mías y vuestras. Pero a dónde voy, es algo que mira más alla de donde estoy.

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