«Solo tengo una manera de querer», eso me respondió mi amigo un día, después de ver cómo besaba, hacia carantoñas y le decía cosas bonitas a una perrita, su sobrina canina; la misma forma con la que expresa su cariño a sus seres humanos queridos. Tuve la primera sensación tipo «vaya, qué tierno y bonito», pero después sentí celos de recibir igual trato.
El porqué de los celos, la posesión, la libertad, las formas de amor y la correspondencia emocional.
Es una barbaridad meterme en este berenjenal conceptual, que es bastante relativo y del que se escribe y se sigue estudiando tanto, será porque da demasiad0s quebraderos de cabeza a todo el mundo.Y por algo será, que me parecen emociones que no varían ni evolucionan con la sociedad, quedando obsoletos y arcaicos en su práctica para un objetivo no adaptado a la realidad.
Los celos
Puede ser que desde que nacemos y tenemos toda la atención de nuestro cuidador, creamos vínculos y apego que nos llevan a tener un sentido de la posesión de estas personas, cosa que no eres consciente hasta que llega un hermano u otro bebé al que tu madre hace carantoñas. «Mi madre es mía». Así tu mejor amigo, ese con el que tienes mayor complicidad y apego, puede que tenga otros compañeros con los que tenga tanta intimidad o mejor afinidad que contigo y le llegues a reclamar más atención y tiempo. «Mi amigo es mio». Si ya complicamos más aún las relaciones, los novios y novias «son tuyos», por supuesto que no lo compartirías, a tal nivel de derechos, con otra persona.
…mientras somos niños… en tanto la adolescencia… y en fin… llegamos a complicar más aún la vida, con responsabilidades, sueños, proyectos, objetivos, metas, profesión, propiedades, deberes, derechos, pagos, hijos, familia y dinero. Sin tener en cuenta etapas de evolución personal, experiencias que nos van puliendo el carácter, frustraciones y caídas varias que acontecen en nuestras vidas.
De repente aparece este sentimiento tan destructivo, los celos. Queremos que nos quieran a nosotros más que a nadie, que a nadie quiera como a ti te quiera, que no haga el amor a nadie más que a ti y de la misma manera, y nadie será mejor de lo que tú has sido. Porque la pareja es para ti, de tu propiedad, no podrá reproducirse con nadie más. Y no es esto lo realmente importante, lo que más nos preocupa a las parejas es que lleguen a tener tanta complicidad, intimidad o vínculo con otra persona de tu mismo sexo, que solo les falte follar, para que sean lo mismo que tú, exceptuando la parte de compartir casa, familia, facturas, proyectos en común… como aquel, … si, ese, … ummm, tener un hijo… o ese otro… si, ummm, ese que suelen hacer las parejas en el futuro… eeeesoooo… (buh, ni puta idea), divertirse lo más posible, en cualquier caso.
La pareja
Todos queremos tener compañía, nos gusta la idea de compartir la cena o el desayuno, discutir con alguien de tus decisiones, que te escuche sobre lo que pasó en el trabajo o de qué color pintar las paredes. En mayor o menor medida, hasta el más amante de la soledad o lobo solitario, tiene a alguien cercano con el que compartir esto, sea amigo, colega, padres, hermanos, gato o el barman.
Hay quien quiere lo que viven los protagonistas de los cuentos, series y películas, claro, es idílico, tanto en matrimonios que llegan a viejos juntos y unidos, después de haber superado los avatares de la vida, el trabajo, la crianza y quién sabe cuántas cosas más, como en parejas que superan tantas piedras en el camino que la magia del destino hará que pasadas todas las penas, finalmente se unirán porque «es el destino«.
La realidad es otra, a veces funciona así, se unen personas que se acompañan toda la vida, incluso dejando de ser parejas, siguen siendo colegas de profesión. Tenemos ejemplos conocidos en el mundo de la música, el arte, la literatura, la ciencia, la danza o el deporte. A pesar de los cambios que genera el tiempo en la sociedad, hay relaciones que fructifican, familias que van bien y superan unidas lo que les acontezca, igual que hay personas que siguen hacia delante y van superando traumas y momentos de gran shock .
Los cambios emocionales que sufrimos con un desamor o una separación, desilusión, pérdida o abandono, son duros de superar, pasamos por fases que ocupan todo nuestro ser, abordando todos los aspectos de tu vida hasta que los vas superando y finalmente aprendes a vivir otra vez.
El problema de los celos radica en estos sentimientos de posesión y éste en nuestra forma de amar, en cómo hemos aprendido.
«Mi madre» «Mi juguete» «Mi ropa» «Mi hermana» «Mi mejor amiga»
«Mi coche» «Mi casa» «Mi ordenador» «Mi dinero» «Esto lo he hecho yo y es mío»
Mío
¡Mi novio, novia, mi pareja, mi marido, mi esposa!
Estamos en el siglo XXI, evidentemente ya no estamos en peligro de extinción, muy mal tienen que ir las cosas para que haya que ir a cazar un jabalí para comer y no tenemos problemas para buscar un lugar seguro para vivir y protegernos de las inclemencias del tiempo, (en general, digo, me planteo esto desde la cómoda situación de la clase trabajadora y adaptada a la tecnología… en fin, tampoco me voy a meter en temas más deprimentes).
Pues me planteo que, si el hombre ha tendido siempre la comodidad, a tener más tiempo para el placer y el ocio, y hemos inventado todo tipo de cacharros para facilitar las tareas y minimizar el esfuerzo físico, ¿cómo es posible que no seamos consciente de esto?
El placer
Ya no buscamos al mejor macho o hembra para mejorar la especie, queremos sexo. Nos gusta el juego del amor o lo que creemos que es el amor, en esto del sexo, me refiero. Porque a nadie se le ocurriría buscarse un hermano por un fin de semana, buscar, enamorarlo, hacerle el amor y después decirle: «no, perdona, no es para siempre, soy más de ir de un hermano en otro». Pero si ocurre con las parejas.
Todos queremos asegurarnos ese entorno de apego, tener ese alguien con quien sentarnos a echar unas cervezas en casa tranquilos, sin más, en silencio. Somos sociales, nos gusta ser correspondidos, queridos, aunque sea por tu pececito en la pecera, y queremos que dure, intentamos crear esos vínculos que hagan que permanezca cerca esa persona, asegurarnos tener sexo mañana y pasado mañana y el otro.
Hay quien no, quien prefiere relaciones sexuales, con o sin enamoramientos o romanticismo por medio, esporádicas, sin compromiso de mantener en el tiempo con una finalidad que ninguno de los dos tiene idea, porque realmente es así… ambos temen a pensar que es para toda la vida, aunque parezca que no, es así.
Pensamos que hoy en día lo normal o habitual es que las parejas se unan para terminar conviviendo juntas por alguna razón reproductiva, posible u obligatoria o ejercer como matrimonio ante el círculo de amigos, compañeros, familia y demás. Comprometidos a vivir compartiendo gastos, proyectos por fuerza mayor comunes, diversiones, vicios, ocio, soportar reuniones familiares (por cojones, cuando en realidad te quedarías solo en babia tirado en el sofá durante varias horas).
Si dos personas quieren estar juntas debe haber más motivación que el enamoramiento, la atracción física, la pasión o consecución del objeto de deseo, pues si es solo esto, hoy en día, no tiene más futuro que ese, el conseguir el objeto deseado, después, se acabó la diversión y buscaremos otro nuevo.
En cualquier cosa debe haber una motivación personal arraigada a estar vivos y ser nosotros mismos. A todos nos gusta desarrollarnos, crecer, evolucionar, conocer mejor o hacernos buenos en algo, que nos quieran, que nos busquen, que nos necesiten y ver cómo lo que construimos o nuestro esfuerzo tiene un fruto. Pero tenemos un impedimento muy grande, y éstos son los límites que nos ponemos a nosotros mismos, sobretodo aquellos que se nos imponen desde una supuesta sociedad que has ido formando en tu mente, que ha de ser, la has visualizado de forma tan clara que da hasta miedo pensar que se puede desmoronar por completo.
El miedo
Estoy absolutamente segura que la raíz de todo mal o hecho destructivo (no me gusta el concepto de mal generalizado), es el miedo.
«Si estudias conseguirás un buen trabajo» «Si tienes un buen trabajo podrás comprar una casa» «Si encuentras a un buen o buena chica…»…. en fin, todas estas cosas… trabajo-casa-coche-pareja … y después a vivir y disfrutar de lo que hemos trabajado durante años para que lo tengas fácil. ¡Ala!, ¡ve!, ¡sé feliz! (Nuestros padres se han hartado de currar para darnos estudios universitarios).
Tenemos miedo a expresar lo que queremos, a vivir como nos va dictando la lógica o el instinto, a no cumplir con los objetivos familiares o sociales, miedo a no gustar, no ser lo suficientemente guapos, delgados, listos, valientes, capaces, profesionales, miedo a que nos abandonen, a estar solos, a no corresponder, a defraudar, a no poder pagar lo que se supone que debo tener, miedo a los juicios de los demás, miedo al fracaso de ideales que no existen… PORQUE NO EXISTEN
Mentimos, hasta a nosotros mismos.
Omitimos, lo que realmente pensamos o sentimos.
Fingimos ser quien pensamos que los demás quieren.
Disfrazamos el amor de destino y futuro.
Ocultamos, debajo de la alfombra lo que no nos gusta de nosotros.
Aparentamos ante la sociedad para desnudarnos en casa.
Simulamos placer, cuando no tenemos ganas.
Encubrimos nuestros actos manipulando los hechos.
Por miedo a no ser y hacer como somos y nos dicta nuestra lógica, haciendo siempre lo que parece que debemos. Miedo a decir no, a decir si, a querer y a no querer, a estar solos.
¿Por qué?, por falta de amor propio, desconocimiento, si, creo que el miedo es ignorancia.
La infidelidad
De esto no voy a pensar mucho, pues hace tiempo que creo que la fidelidad y su juicio social, está vinculado a no propagar enfermedades de trasmisión sexual y a asegurar que el mismo padre no reparta su esperma, tanto para asegurar el alimento a un núcleo familiar y controlar que hermanos, en desconocimiento, se unan en futuro matrimonio… pero esto ya lo hemos superado.
La gente se preocupa más de si su pareja le es o no fiel, de lo que debería realmente hacer: elegir lo que quiere a su lado, elegir cómo quiere ser y qué hacer con su vida.
La libertad
Tiene diferentes valores según dónde, quién o con quién. La más importante es la de tu pensamiento y capacidad de elección. Eres libre de hacer y elegir, tanto como para aceptar deberes, derechos, responsabilidades o desecharlos.
En el aspecto de la pareja y los celos, creo que está mal interpretada esta libertad. Pensamos que si dejamos libres a nuestras parejas sexuales, se irán inmediatamente con una u otro, faltando al compromiso de monogamia supuesta.
La libertad no es lo contrario a la propiedad, a la posesión.
No eres libre al despojarte de todo objeto, deber o compromiso. Y mucho menos es tan sencillo como el pensar en el sexo libre en parejas abiertas, pues aún así, no entran conceptos de libertad semejantes, siempre hay un compromiso, una responsabilidad, un trato de respeto y conciencia.
Libertad es una forma de vivir, sintiéndote feliz con lo que haces y cómo. Esto se acerca más, y entra todo, toda forma o concepto social.
Vive bajo tu propia perspectiva y experiencia, sé libre y decide por ti, sin miedo, sin referencia, arriesgándote, sin esconder ni arrancar ni una sola hoja del calendario, pues cada cosa que vivas es tuya y lo elijas hacer y con quien pasas el día, tiene también un pasado y un futuro propio.
Tu libertad es también no exponerla en manos de experiencias ajenas, es también saberte ante el abismo del desconocimiento y un desconocido futuro del que no sabes nada y no tienes más que saber.
El sexo
El sexo es un sentido, una manera de amar. Es la que no necesita idioma o conocimiento. Es un lenguaje directo, capaz de conmover todos los demás sentidos. Crea una unión y comunicación perfecta y fluida entre dos personas, que sin conocerse, se desnudan y entran en la intimidad del otro, sin más nada. Es un sentido impresionante, si, directo, sin la interpretación del color o el tono, sabores o texturas… son y sin más, fluyen. Bueno, a veces no va, pero son las que menos.
En estas formas de amar, el sexo lo compartes con otros que sienten atracción o ganas de intimar contigo de esta forma, ya no tiene la función de reproducción, así que se ha convertido en un sentido más que podemos disfrutar y desarrollar en sensibilidad como el oído a la música, el paladar a las exquisiteces, el tacto y la vista al arte y a la belleza per se.
Y claro que nos hace sentir extraños que hoy, sigamos pensando que con quien compartimos este sentido, es: «Mi pareja sexual», pero en la mayoría de las ocasiones, nos estamos mintiendo, porque en base a lo que montamos nuestra historia de amor, es el deseo de conseguir el objeto de nuestro enamoramiento, que nos provoca la pasión y revuelve las entrañas. Ya no buscamos tener hijos, no buscamos formar una familia con la que sentarnos en la mesa camilla y envejecer haciendo crucigramas o pasear y esperar la jubilación.
No, ya no es así… y antes tampoco, pero mucho menos ahora. Ser madres o padres es una decisión consciente y bilateral.
El amor
Y solo hay una forma de amar:
AMAR SIN MIEDO
AMAR LIBRE
AMAR SIN CONDICIÓN
AMAR SIN POSESIÓN
AMAR POR AMAR
POR DAR
POR QUERER
AMAR PORQUE ERES AMOROSO
ASÍ QUE, ¡AMA!
…a tu forma…
…y si llegas a amar durante toda tu vida, serás afortunado, aunque sea a tu pez de colores.
…
«…después de convivir, cuidar y conocer a un perrito lindo, un bodeguero-mix durante tres años, entiendo perfectamente cuánto se puede llegar a querer a otro ser, que de una manera incondicional, responde y te corresponde siempre, sin hora ni momento incorrecto… entiendo y comprendo que la forma de amar otra forma de vida, depende de ti».
Post Data: Cuando le ponga nombre a un perrito le llamaré «mi perrito», así todo el mundo le llamará así, pero a él le dará igual, pues no entenderá más que de mimos y carantoñas, sea quien sea quien se las fuera a dar.
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