Realidades momentáneas

En tres segundos.
Tres días.
Desayuno, comida y cena.

Un rato donde se resume una nueva vida, con un pasado en el perfume de la piel, con un futuro que está obligado a confiar. Encuentros que te hacen, que crean, que se viven. Llenan la continuidad del tiempo, donde no hay fronteras, sólo las que se intuyen por los ciclos rotacionales del planeta Tierra.
Bastan dos segundos+el tiempo+el espacio. Una escenografía con el poder de la posibilidad en nuestras manos. Momentos que pasan, que tienen la oportunidad de hacer, decir, sentir, crear, compartir o comunicar.

Quizá un segundo basta para un momento. Mirar y sonreir. Tocar y saludar. Oler e intercambiar.
O tres segundos, doce horas pueden ser una vida entera donde perderte de un tú que existía y que ahora es un tú nuevo, cambiante y desconocido.

Confiar en que cada momento es nuestra realidad, para ser conscientes de ser protagonistas de eso, como dueños de un rumbo indefinido pero seguro por un instante, pues irremediablemente, no puedes evitar vivir. Quiero no dejar escapar esos momentos que serán realidades de mi historia, germen de una novela; semilla de presente que mañana ya no lo será más.

Me hacen sentir que tengo un hilo sin fin, que soy yo, del cual no sé dónde están los extremos, pero que voy hilando para componer la tela por donde hago equilibrios y me muevo en el vivir.

¿Qué momentos son reales?, ¿qué realidades hacen los momentos?, ¿qué momentos hacen realidades?.

Todos son reales, como moléculas y células son los momentos, que de lejos, apenas se percibirán, por esto mismo, cuando estemos cerca, deberemos ser conscientes y mirarlos bien de frente; será la única oportunidad de ver la gran dimensión que comprenden.

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